A Fran Cassinello ser anticuario le ha dotado de un conocimiento artístico de los materiales y de la moldeabilidad de los mismos, algo que le ha favorecido en su carrera como interiorista, ya que a su criterio a la hora de seleccionar las piezas se suma su sensibilidad, la del que hace de su trabajo un arte, el de decorar los espacios de sus clientes, siempre, como él mismo comenta, «demostrando nuestra versatilidad (la suya y la de su equipo), intentado ponernos en la piel de cada persona que deja su casa o su espacio ‘contract’ en nuestras manos y así poder crear una atmósfera que se ajuste como un guante a las necesidades de cada uno, a sus gustos y estilo de vida». Sus proyectos, como su ‘showroom’ Mandalay, son siempre elegantes, sofisticados y llenos de propuestas interesantes, en las que conviven con armonía lo contemporáneo, el arte y los guiños al mundo clásico.

Revista Interiores, nº 223